Errores fiscales básicos que cuestan dinero
admin2025-08-09T09:27:18+00:00La fiscalidad en España está regulada por un marco legal amplio y en constante actualización. En este contexto, incluso pequeños errores administrativos o la omisión de determinadas deducciones pueden derivar en un impacto económico significativo para particulares, autónomos y empresas.
Presentar una declaración fuera de plazo, no verificar adecuadamente los datos fiscales o no conservar la documentación justificativa son ejemplos de situaciones que pueden traducirse en sanciones, vamos a analizar los casos más comunes que pueden derivar en gastos para empresas y particulares.
Deducciones que se pierden por el camino
Uno de los errores más comunes es olvidarse de aplicar deducciones que corresponden por ley. Puede ser por desconocimiento, por no tener los justificantes a mano o, simplemente, por no saber que esa deducción existe.
Pasa con frecuencia en el caso de autónomos que no incluyen ciertos gastos deducibles porque creen que no entran en la categoría o porque no saben cómo justificarlos. Un ejemplo típico son los gastos de suministros en el caso de trabajar desde casa, o la deducción de parte de la factura del teléfono móvil si se utiliza para el trabajo. También sucede con las deducciones por maternidad, familia numerosa o por inversión en vivienda habitual, que se olvidan en las declaraciones anuales.
Cada deducción no aplicada es dinero que se queda en manos de Hacienda cuando podría haberse quedado en el bolsillo del contribuyente.
Declaraciones fuera de plazo: pequeñas multas que crecen
Otro clásico es presentar declaraciones fuera de plazo. Puede parecer una infracción menor, sobre todo si solo han pasado unos días desde la fecha límite, pero Hacienda no es precisamente indulgente en estos casos.
Las sanciones por presentación fuera de plazo sin requerimiento previo suelen empezar siendo “pequeñas” en comparación con otras multas, pero si la deuda no se paga a tiempo o se repite el retraso, los recargos se acumulan. Lo más delicado es que este tipo de fallos puede romper el historial de cumplimiento de un contribuyente, algo que la Agencia Tributaria tiene muy en cuenta cuando decide la severidad de futuras sanciones.
En el caso de empresas y autónomos, además, un retraso en presentar declaraciones trimestrales de IVA o retenciones no solo implica pagar recargos, sino que puede generar problemas de tesorería por no haber planificado bien el flujo de caja.
No revisar borradores y datos fiscales
La Agencia Tributaria facilita borradores y datos fiscales precargados. Sin embargo, esa comodidad ha generado una falsa sensación de seguridad. Muchas personas confirman el borrador sin revisarlo a fondo, pensando que si lo ha preparado Hacienda estará perfecto.
La realidad es que los datos que maneja la Agencia son los que las empresas, bancos y otros organismos le han comunicado, pero no siempre incluyen todo lo que el contribuyente puede declarar a su favor. Si has tenido varios empleadores, ingresos del extranjero, gastos deducibles o cualquier situación menos habitual, es muy probable que el borrador no lo recoja todo.
Confiar ciegamente en el borrador puede suponer pagar más de la cuenta o, al contrario, recibir un requerimiento meses después porque falta información.
Confundir gastos personales con gastos de empresa
Este es un error típico en autónomos y pequeños empresarios. A veces, por falta de control o por una interpretación demasiado “creativa” de la ley, se intentan incluir gastos personales como si fueran deducibles para la actividad.
Es cierto que hay zonas grises, por ejemplo, el uso de un vehículo tanto para trabajo como para fines personales. Sin embargo, la Agencia Tributaria suele ser muy estricta y, si no se puede demostrar la afectación directa a la actividad, el gasto no se acepta. El problema no es solo que rechacen la deducción, sino que puede conllevar sanciones por intentar deducir algo improcedente.
A largo plazo, este tipo de prácticas, aunque sean por desconocimiento, generan un historial de riesgo ante Hacienda. Y eso hace que, en futuras revisiones, el ojo sea más crítico.
No prever el impacto fiscal de ciertas operaciones
Hay decisiones que parecen buenas desde el punto de vista empresarial o personal, pero que fiscalmente son una trampa. Por ejemplo, vender un inmueble sin calcular bien la ganancia patrimonial y el impuesto que habrá que pagar después, o repartir dividendos sin considerar el tipo impositivo aplicable.
También ocurre con herencias o donaciones, donde la urgencia por cerrar trámites familiares lleva a firmar sin haber hecho un estudio fiscal previo. El resultado es que, cuando llega la liquidación del impuesto, la cifra es mucho más alta de lo esperado y, a veces, el patrimonio heredado no está disponible para pagarla, lo que genera un problema añadido.
La clave está en no improvisar: cualquier operación que implique un cambio patrimonial debería ir acompañada de un análisis fiscal antes de ejecutarla.
Subestimar la importancia de un buen archivo documental
Aunque suene burocrático, tener los justificantes, facturas y documentación en orden es una de las mejores defensas frente a errores y sanciones. Sin papeles, cualquier deducción o gasto que intentes justificar queda en el aire.
Muchas sanciones no vienen por mala fe, sino por no poder demostrar lo que se declara. Un ticket borrado, una factura perdida o un contrato que nunca se archivó correctamente puede hacer que Hacienda no acepte un gasto legítimo. Y en fiscalidad, la carga de la prueba casi siempre recae en el contribuyente.
Prevenir es más barato que corregir
Todos estos errores tienen algo en común: se pueden evitar con un mínimo de previsión, organización y asesoramiento. En materia fiscal, corregir siempre es más caro que prevenir. La normativa es compleja, cambia cada año y tiene excepciones, por eso, más que intentar aprenderlo todo, la clave está en saber cuándo pedir ayuda y no dejar las cosas para el último momento.
Un buen control fiscal no solo evita multas y recargos, también garantiza que no dejas escapar deducciones que te corresponden. En definitiva, se trata de cuidar tu dinero tanto como cuidas tu negocio o tu economía personal.
Asesoría Orihuela Costa, tu asesoría
En Asesoría Orihuela Costa llevamos 19 años ayudando a particulares, autónomos y empresas a evitar precisamente estos errores. Nuestra filosofía es clara: explicarte la fiscalidad de forma sencilla, sin tecnicismos innecesarios, para que puedas tomar decisiones adecuadas.