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    Cuál es el coste real de un trabajador en España

    Cuando una empresa se plantea contratar personal, el primer número que suele aparecer es el salario bruto, sin embargo, esa cifra es solo una parte del coste total que asume la empresa. A lo pactado en nómina hay que añadir cotizaciones, seguros y otros conceptos que, en conjunto, pueden suponer una diferencia considerable. 

    Conocer el coste real de un trabajador es fundamental para planificar correctamente el presupuesto, evitar sorpresas y tomar decisiones estratégicas en materia de contratación.

    El salario bruto: el punto de partida

    El salario bruto es la referencia inicial y corresponde a la cantidad total acordada antes de aplicar las retenciones de IRPF y las aportaciones del trabajador a la Seguridad Social. Un sueldo bruto anual de veinte mil euros, por ejemplo, no refleja el dinero que finalmente recibe el empleado, ya que de esa cantidad se descuentan impuestos y cotizaciones. Por su parte, la empresa no se limita a pagar esos veinte mil euros, sino que debe sumar otros gastos obligatorios que forman parte del coste total de tener a esa persona en plantilla.

    Las cotizaciones empresariales a la Seguridad Social

    Una de las partidas más importantes que la empresa asume son las cotizaciones a la Seguridad Social. Estas aportaciones cubren conceptos como contingencias comunes, accidentes de trabajo, desempleo, formación profesional y el Fondo de Garantía Salarial. 

    Su cuantía suele rondar entre el treinta y el treinta y dos por ciento del salario bruto en un contrato indefinido, aunque puede variar en función del sector, la categoría profesional o el convenio colectivo. 

    Así, en el caso del salario de veinte mil euros, las cotizaciones empresariales podrían situarse entre seis mil y seis mil cuatrocientos euros adicionales, lo que elevaría el coste total hasta unos veintiséis mil euros anuales.

    Otros costes asociados a la contratación

    Más allá del salario y las cotizaciones, existen otros gastos que no siempre se tienen en cuenta pero que forman parte del coste real. Dependiendo del puesto y del sector, la empresa puede verse obligada a asumir la formación en prevención de riesgos laborales, la realización de reconocimientos médicos periódicos, la entrega de uniformes o equipos de protección individual, así como la provisión de herramientas, software o material de oficina.

    Aunque estos importes pueden parecer menores de forma individual, sumados a lo largo del año incrementan de manera significativa la inversión que supone cada trabajador.

    Costes indirectos y productividad

    Hay costes que no aparecen en ninguna factura, pero que afectan igualmente a la cuenta final. El tiempo que un trabajador necesita para adaptarse al puesto, la formación inicial o las ausencias por vacaciones, bajas médicas o permisos retribuidos son ejemplos de estas situaciones. Durante estos periodos, la empresa sigue pagando el salario y las cotizaciones, aunque la productividad pueda verse reducida. Estos factores, difíciles de medir con precisión, influyen en el rendimiento económico y deben tenerse en cuenta a la hora de calcular el coste real.

    Diferencias según el tipo de contrato

    La modalidad contractual también influye notablemente. Un contrato indefinido suele implicar cotizaciones estables y, en caso de despido, indemnizaciones más elevadas. Los contratos temporales, por su parte, aplican un tipo de cotización por desempleo algo superior y pueden generar gastos recurrentes por renovaciones o finalizaciones. 

    En algunos supuestos, como la contratación de trabajadores jóvenes, personas con discapacidad o trabajadores mayores de cierta edad, existen bonificaciones que reducen la aportación empresarial, lo que modifica el cálculo total. 

    Conocer bien estas particularidades permite optimizar la estructura laboral sin vulnerar la normativa.

    Ejemplo práctico de cálculo

    Si retomamos el ejemplo de un trabajador con contrato indefinido y un salario bruto anual de veinte mil euros, podemos estimar que las cotizaciones empresariales supondrían alrededor de seis mil doscientos euros adicionales. A esto habría que sumar aproximadamente ochocientos euros en gastos como uniformes, formación o reconocimientos médicos. En total, la empresa estaría destinando unos veintisiete mil euros anuales para mantener ese puesto. 

    Esto significa que, para que el trabajador sea rentable desde el punto de vista económico, su aportación debe cubrir no solo el salario que figura en su nómina, sino también todo el coste adicional que genera.

    Importancia de calcular bien el coste laboral

    Ignorar el coste real que supone cada trabajador puede provocar problemas de tesorería, especialmente en pequeñas y medianas empresas, donde los márgenes son más ajustados. 

    Tener una visión clara de esta cifra no solo permite tomar decisiones de contratación con mayor seguridad, sino que también ayuda a negociar salarios de forma más transparente.

     

     

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